miércoles, 18 de enero de 2012

INTRODUCCIÓN

La provincia de Alicante es una de las más ricas en patrimonio arqueológico de todo el territorio nacional.
El hombre ha habitado estas tierras a lo largo de miles de años. En montañas, valles y barrancos ha dejado restos de su paso a la espera de que los arqueólogos lean sus huellas.
Esta blog pretende dar a conocer buena parte de los yacimientos arqueológicos que han escrito la Prehistoria y la Historia Antigua de Alicante. Pero no sólo es una web de Historia. Se plantea al mismo tiempo como una guía de visita a los lugares que los hombres recorrieron y habitaron en la antigüedad. Neandertales, artistas rupestres, hombres de la Edad del Bronce, iberos y romanos cazaron, lucharon, cultivaron, rezaron y amaron en estos territorios.
Excelentes museos conservan los restos hallados en estos enclaves acercándolos para su contemplación. Pero la mejor manera de comprender realmente como vivieron nuestros antepasados es visitando sus cuevas, disfrutando sus paisajes, caminando sus sendas y recorriendo sus fortalezas. De esta manera veremos que guardaban una relación equilibrada con la naturaleza y vislumbraremos sus creencias más profundas.
Valga este blog  para difundir esta parte tan importante del patrimonio cultural de la provincia y apreciar el valor de todos estos yacimientos que forman parte de nuestra Historia y por tanto, de nosotros mismos. Fomentar el respeto a esta riqueza patrimonial es labor de todos. Sólo se valora lo que se conoce. Conociendo, respetaremos y protegeremos.
El paisaje está tratado aquí como entorno de vida. Se busca que el lector lea la naturaleza desde los ojos de los hombres y mujeres que desarrollaron su existencia en estos parajes. El pico de una montaña, la puesta de sol desde una covacha, el estrechamiento de un barranco o una gran roca en un lugar apartado tenían muchas veces significados ocultos y místicos que sólo podemos atisbar desde los lugares por ellos habitados.
Cuevas donde el hombre empezó a vivir su Historia, tumbas de guerreros que fueron honrados por los suyos, ricos tesoros largo tiempo escondidos, torres íberas, villas romanas, templos antiguos, necrópolis, santuarios prehistóricos, murallas y atalayas desfilan por estas páginas esperando mover al lector en su búsqueda.
Seguro que el que visite estos lugares llegará a sentir la Historia bajo sus pies.

LA FONTETA (GUARDAMAR)


Este es uno de los más importantes enclaves arqueológicos de todo el levante peninsular. En realidad lo componen dos yacimientos. El más antiguo es la ciudad fenicia, sobre la que se superpone una rábita islámica. Ambos yacimientos se han conservado óptimamente al ser cubiertos por el avance de las dunas, ahora fijadas por la repoblación forestal.
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Tras entrar en Guardamar desde la carretera nacional 332 hay que seguir las indicaciones que señalan “Rábita Califal”. Esto nos llevará a una de las entradas de la pinada que también es conocida como parque Alfonso XIII y dentro de la cual se encuentran la ciudad fenicia y la rábita califal islámica. En este parque está prohibido estacionar fuera de los aparcamientos habilitados al efecto, y como el parking más cercano al yacimiento está bastante alejado es mejor dejar el coche antes de entrar en la pinada, en la misma calle que nos ha acercado hasta la entrada del parque. Desde aquí se tarda menos de 10 minutos en llegar al enclave arqueológico andando. A los 4 minutos de caminar por la carretera que se interna en la pinada llegamos a un desvío. Hay un cartel que pone “aparcamiento 1,2 km”, “dunas de Guardamar 1,6 km”, junto a una señal de prohibido aparcar. Nosotros en vez de seguir la dirección de estas indicaciones tenemos que seguir recto por la carretera que está prohibida para coches y que sigue en dirección Norte, la misma que habíamos traído hasta el cruce. Cien metros mas adelante sale un camino asfaltado a la izquierda, que generalmente está cerrado con una cadena que impide el paso de vehículos y un cartel a la izquierda medio borrado que pone La Fonteta. Recorriendo este vial, enseguida sale un desvío con piso de grava a la derecha y pocos metros más adelante se ve la valla que rodea el yacimiento.
El asentamiento fenicio se emplazó hacia mediados del siglo VIII a.C. sobre lo que entonces era una península en la orilla derecha de la desembocadura del río Segura. Es el único yacimiento de esta cultura en toda la Comunidad Valenciana. Es sumamente destacable por la escasez de yacimientos fenicios que se han conservado en la Península Ibérica. El único comparable son las excavaciones de La Torre de Doña Blanca (Cádiz).
A pesar de encontrarse casi en su totalidad el yacimiento vallado, si recorremos el perímetro podemos apreciar la ciudad y sus defensas con facilidad.
El grueso lienzo de muralla, aún no excavado en su totalidad, es la mejor estructura defensiva conservada perteneciente a esta cultura que se ha encontrado en todo el Mediterráneo Occidental. La muralla conserva cuatro metros de altura y tiene un grosor de otros cuatro metros. Recorriendo el yacimiento podemos apreciar otros muchos tramos de muralla, no excavada en su totalidad, pero que nos permiten hacernos una idea del importante tamaño de la ciudad protohistórica. Teniendo en cuenta que la rábita se hizo con piedras de la ciudad fenicia, la altura de la muralla pudo llegar a los 10 metros. Sobre el ancho zócalo de piedra hoy conservado se levantarían varios metros con tapial o adobes. Toda la obra estaba enlucida con una espesa capa de barro de color anaranjado. Debía ser realmente impresionante la visión de esta ciudadela.

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Junto a la muralla también se han excavado restos de viviendas con zócalos de mampostería y alzado de adobes. En estas estancias se han encontrado hornos y moldes de fundición, y abundante material metalúrgico, muestra de la importancia que tuvo esta industria para la ciudad. Aunque el trabajo en cobre era el más significativo, está documentado el trabajo en hierro y plata, siendo una de las primeras manifestaciones de estas industrias en el levante español. La búsqueda y comercio de metales fue la causa fundamental de la creación de colonias fenicias en Occidente. 
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En el yacimiento se encontraron ingentes cantidades de material arqueológico, lo que indica la importancia numérica de la población y de las transacciones comerciales que alcanzaban todo el Mediterráneo, lo que prueba la diversa procedencia de la cerámica, llegada desde Cádiz, Málaga, Cartago, Grecia y otros centros del mediterráneo oriental.
De la enorme riqueza de los materiales encontrados da fe uno de los conjuntos de cerámica griega arcaica más importantes de la Península Ibérica. También se halló abundante cerámica fenicia de la que podemos contemplar muestras en el museo arqueológico de Guardamar. 
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A cambio de productos de procedencia oriental, como orfebrería, exvotos religiosos, cerámica de lujo, productos metalúrgicos, etc., los fenicios obtenían minerales (bronce, hierro, etc.) y productos agrícolas, como aceite y vino con los que luego comerciaban por todo el Mediterráneo.
Esta gran ciudadela con al menos diez hectáreas de extensión y una población estimada entre 2.000 y 4.000 personas, se convirtió en aquel entonces en un verdadero emporio que ejerció su influencia sobre las comunidades indígenas del Bajo Segura, lo que hace situar a la Fonteta como uno de los más importantes focos que llevaron a evolucionar a estos pueblos hacia la cultura íbera, resultado de la fusión de las tradiciones del Bronce con las influencias orientalizantes.
Por otra parte, los restos islámicos de la rábita, de los siglos X –XII d.C, aunque fuera del ámbito temporal de este blog, también son de gran importancia dentro de la arqueología medieval de la Comunidad Valenciana. Están sobre la ciudad fenicia que aún no se ha excavado. Era un emplazamiento militar y religioso que tendría que ver mucho con el control y vigilancia de la zona.  
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Lo más destacable del yacimiento es la conservación de los mihrabs u oratorios, pequeños habitáculos de planta semicircular que se abren en las paredes de las habitaciones dirigidos en dirección a la Meca donde efectuaban sus cultos los monjes-soldados que convivían aquí. También se conservan las calles que separaban y comunicaban las diferentes viviendas. 
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Como colofón a la visita podemos acercarnos al castillo de Guardamar, donde se encontraba un santuario ibérico que probablemente se remonte a los tiempos de La Fonteta. De hecho parece ser que aquí se rendía culto a la diosa oriental Astarté, constatado por los exvotos que se encontraron y que hoy podemos ver en el museo arqueológico de la localidad. 
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Además podemos disfrutar de una amplia panorámica de la costa, de la ciudad de Guardamar y de la tupida pinada que guarda en su interior el yacimiento arqueológico. Hacia el interior quedan las tierras bañadas por los últimos kilómetros del río Segura, muy habitadas en la antigüedad (yacimientos de El Oral, ElCabezo Lucero, El Molar...), al amparo de los humedales que había antiguamente en su desembocadura. Sobre este territorio ejerció su influencia la ciudad fenicia en los albores de la cultura íbera.

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ABRIGO PREHISTÓRICO DEL TOSSAL DE LA ROCA (Vall d´Alcala)


Corto paseo (ida y vuelta 500 metros) al abrigo prehistórico del Tossal de la Roca. Se encuentra cerca de la carretera CV-712, a medio camino entre las localidades de Margarida y Vall d´Alcala. Su importancia radica en que es uno de los yacimientos donde mejor se documenta la transición del Tradiglaciar al Holoceno en el Mediterráneo español. Con niveles que abarcan del 15.000 a.C. al 7.000 a.C. es uno de los principales yacimientos del Paleolítico y Epipaleolítico de Alicante.
(Km. 0,00) Podemos dejar el coche a la altura del kilómetro 2,7 de la CV-712, en un pequeño aparcadero donde solo cabe un coche. Aquí, junto a la carretera, hay un panel informativo sobre el yacimiento arqueológico (marzo- 2011). Desde el cartel ya vemos el Tossal de la Roca, un peñón calizo que emerge del fondo del pequeño barranco que tenemos delante. El abrigo no lo vemos desde aquí, ya que se encuentra al otro lado del peñón rocoso.
 
Aparcadero - Tossal de la Roca - Vall d´Alcala
 
Desde el cartel sale un sendero no muy marcado que se dirige hacia la base de la roca.
( Km. 0,250) Rodeamos la peña y a la vuelta, en seguida, vemos el vallado que protege el yacimiento. El abrigo rocoso es de grandes dimensiones. Se encuentra justo en la base de la peña, y está orientado al Oeste.
 
Abrigo paleolítico del Tossal de la Roca - Vall d´Alcala

Podemos apreciar en el suelo las zanjas de las excavaciones arqueológicas. Estuvo ocupado entre el 15.000 y el 7.000 a.C., es decir, en el Paleolítico Superior y en el Epipaleolítico. 

 
industria lítica del Tossal de la Roca
La importancia del yacimiento reside en que documenta muy bien las etapas finales del Paleolítico en la zona, cuando el clima se hacía menos frío y eso trajo cambios en la vegetación y en la fauna que exigieron la adaptación de los habitantes de la cueva y de sus útiles a la nueva situación .
 
Croquis del abrigo del Tossal de la Roca - Vall d´Alcala

Los habitantes del Tossal de la Roca eran cazadores, principalmente de conejos, cabras y ciervos, por este orden, pero también han aparecido en el yacimiento restos de jabalí, caballos, rebeco, de aves (como la perdiz) e incluso de peces. Las cabras las encontrarían en las cercanías de la cueva, ya que vemos en los alrededores un paisaje rocoso muy propio de esta especie. Los ciervos los encontrarían en la cercana depresión de la Vall d´Alcalá, a sólo 2 km. del Tossal de la roca, donde se extendería el bosque, biotopo principal del ciervo. Entre los hallazgos arqueológicos destacan dos piezas, un arpón de hueso y sobre todo una placa de piedra grabada a modo de las de la cueva del Parpalló (Valencia), siendo el Tossal de la Roca uno de los pocos yacimientos prehistóricos de Alicante donde se ha documentado arte en soportes portables. Esta placa se puede ver en el MARQ, en Alicante.
 
arpón hallado en el Tossal de la Roca

TOSSAL DE LA CALA (BENIDORM)


El poblado se sitúa en lo alto de la elevación que cierra el extremo occidental de la playa de Poniente y que separa esta playa de la cala de Finestrat. Para llegar al poblado ibérico del Tossal de la Roca hay que ir a la cala de Finestrat y a la izquierda de unas esculturas de delfines que están en la parte más oriental de la playa se puede entrar con el coche en una calle semipeatonal. Llegando hasta su final empezamos a ascender por la Avenida de la Marina Baixa. Sólo queda subir siguiendo las indicaciones que señalan la dirección a la ermita. Pasamos junto a ella dejándola a la izquierda y seguimos ascendiendo hasta el final de la carretera, en lo más alto del Tossal que es donde se encuentra lo que queda del poblado, hoy protegido por un vallado que no dificulta su observación.

Ubicación del poblado ibérico

La plataforma superior, donde hay un aparcamiento donde podemos dejar el vehículo, era parte del poblado que en su día fue destruido por la urbanización de esta zona. Desde aquí las vistas son fabulosas siendo uno de los mejores miradores de Benidorm. A nuestros pies se extienden las extensas playas acabadas en el Parque Natural de Sierra Helada. Como telón de fondo el imponente Puig Campana y la Sierra de Bernia.

Vista de Benidorm desde el Tossal de la Cala

Aunque desgraciadamente la especulación urbanística ha destruido la mayor parte del yacimiento arqueológico que ocupaba toda la parte alta del cabezo, todavía podemos contemplar en la docena de casas conservadas como éstas se adaptaban al relieve. Las calles principales estaban preparadas para el paso de carros y animales y también seguían las curvas de nivel. Las casas se construían al menos con dos plantas, que daban respectivamente a las calles superior e inferior. La pared trasera se edificaba junto al terreno mientras que la delantera servía además de muro de contención. Son de planta rectangular con uno o dos departamentos. Los pavimentos eran de tierra batida, algunos con enlosado de piedras. La comunicación entre las viviendas que se disponían en diferentes niveles de la ladera se conseguía mediante calles escalonadas. Según los datos de antiguas excavaciones es posible que en la cima, donde hoy está el aparcamiento, hubiera un santuario, pero este dato no ha podido corroborarse debido a la desaparición de los restos con la construcción del aparcamiento.

Restos de las casas del poblado ibérico

La ubicación del poblado nos habla de una importancia fundamental de la pesca y el comercio en la economía de los habitantes del poblado. La cala de Finestrat era en la Antigüedad un entrante mucho más pronunciado de lo que es hoy en día, como consecuencia del rellenado por aluvión de la rambla o barranco de la Cala, lo que la convertiría en un buen refugio para los barcos que desde hacía siglos recorrían y comerciaban por toda la costa de Alicante. Desde el poblado del Tossal se controlaba perfectamente este fondeadero natural.

Tossal de la Cala desde el mar

Entre los materiales encontrados destaca una gran sierra de hierro hoy conservaba en el MARQ que se puede considerar como una de las mejores herramientas de hierro que se han conservado de esta cultura. También se encontraron varios pebeteros con cabeza femenina, además de piezas de cerámica decorada de bella factura.

Pebetero femenino

Hoy milagrosamente podemos contemplar lo que se ha salvado del cemento y nos debe de servir de enseñanza sobre lo que no se debe hacer con nuestro patrimonio.

LLOMA REDONA (MONFORTE DEL CID)

Este es el poblado mejor conservado del Bronce Valenciano en el Medio Vinalopó, ya que todavía se mantienen en pie buena parte de sus estructuras, distinguiéndose la muralla y varias plantas de viviendas. 
El acceso es sencillo. Saliendo de la Autovía A-31 a la altura de Novelda hay que dirigirse en dirección a Agost y a los tres kilómetros, después de pasar sobre la vía del tren, a la derecha de la carretera se alza la Lloma Redona, cerro que se levanta setenta metros sobre el llano, en cuya cima se encuentra el yacimiento arqueológico. La carretera pasa por el mismo pie de la colina. Se puede dejar el vehículo en una vía pecuaria asfaltada que cruza la carretera justo al comienzo de la elevación. Sólo queda ganar a pie la cima de la loma, lo que no entraña muchas complicaciones a pesar de que no hay ningún camino marcado. 
Aunque el poblado es pequeño, conserva varias habitaciones en dos niveles separados por un estrecho pasillo de un metro de anchura que hoy está en buena parte cubierto por la vegetación. Las viviendas son de planta rectangular si bien algunas esquinas están redondeadas, lo que se aprecia perfectamente en la vivienda conservada en la parte superior que casi tiene planta elíptica. Están construidas con piedra sin trabajar trabada con barro. Sobre este zócalo se alzarían los muros de adobe o tapial. En dos de las habitaciones todavía se pueden apreciar bancos corridos adosados a los muros, construidos con piedra y tierra apelmazada. 

Casas iberas Planta de una de las casas

Los habitáculos de la zona inferior se apoyan en la muralla que defiende el poblado por el Sur, la zona más accesible. Esta muralla conserva más de un metro de altura y en algunos puntos supera el metro y medio de anchura. 

Muralla

Un pronunciado desnivel protege la aldea por el Norte, por el lado que cae a la carretera. En la parte más alta del poblado hay una pequeña plataforma rocosa que se prolonga unos metros a modo de estrecho adarve sobre el escarpe y que está orientada a un curioso pico de las estribaciones más orientales de la Sierra del Cid que queda exactamente al Norte de la misma. En este pico hoy se juntan los términos de Novelda, Agost y Monforte. Podemos dejar volar la imaginación y suponer que quizá aquí se celebraron reuniones o rituales al tiempo que disfrutamos de las vistas. 

Vistas de la sierra del Cid y a la derecha el pico donde se juntan tres municipioa  
Como es habitual en los poblados fortificados de la Edad del Bronce, el control visual de la zona era fundamental, lo que hoy nos permite disfrutar de una amplia panorámica, llegándose a ver desde el mar a la Sierra del Algayat, ocupando buena parte del horizonte la solana de la Sierra del Cid y el Maigmó, las poblaciones de Novelda y Monforte cercanas y el valle del Vinalopó alfombrado de interminables campos de vides hasta perderse en la sierra del Tabaiá ya en tierras de Aspe. 

CUEVA DE SAN MARTÍN (AGOST)

La Cueva de San Martín es el yacimiento arqueológico con vestigios de ocupación humana más antiguo de todo el Campo de Alicante lo que le otorga una gran importancia dentro de la prehistoria de la provincia. 
La cavidad se sitúa al Nordeste de Agost a menos de dos kilómetros de distancia de la población. 
Se encuentra a 380 metros sobre el nivel del mar, a media ladera de la vertiente norte de la sierra de Las Tobarías. 
Esta ruta empieza en el parque municipal Concepción Vicedo. En la entrada del parque hay un panel informativo con rutas senderistas por las sierras de Agost, y entre ellas la que pasa cerca de la cueva de San Martín que es el sendero de pequeño recorrido 189. 
Atravesaremos el parque disfrutando de las fuentes y los estanques que lo adornan. Hay que descender hasta el fondo de la rambla y cruzarla hacia el área recreativa del Rugló, que se extiende al otro lado del barranco. En esta área recreativa hay un enorme ciprés, probablemente de los mayores de la provincia, cuyo tronco no puede ser abarcado por una sola persona. Acompañando a este enorme vigía hay algunos grandes pinos y añejos olivos en los que merece fijar nuestra atención. En la parte alta del parque hay una zona de barbacoas que se encuentra vallada. Junto a ella pasa una pista de tierra que tenemos que coger hacia la izquierda, en dirección norte. A los 10 minutos de andar encontramos junto a un algarrobo un poste indicador que reza: "Parque del Rugló 0,7Km., Agost 1 Km.". A esta altura de la pista tenemos que desviarnos a la derecha por el sendero que se interna en un barranco, conocido como Barranco Blanco. Doscientos cincuenta metros más adelante, y tras pasar junto a una pequeña caseta con cubierta piramidal llegamos a un nuevo poste indicativo que señala la localización de la Cueva de San Martín que se encuentra a cuarenta metros de altura sobre la rambla. 


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Desde aquí no se ve la cueva, ya que queda camuflada en la ladera, y sólo se descubre al alcanzar la terraza en la que se asienta. Hay que subir la pendiente de la derecha en la dirección señalada por la indicación, dirección SE, y en menos de cinco minutos llegaremos a la entrada de la cueva. Desde Agost se tarda sólo media hora en llegar.
La entrada de la cueva es triangular con 2,40 m. de anchura y sólo 1,30 m. de altura. Está formada por un gran bloque inclinado de piedra caliza. Probablemente la entrada era más grande, ya que fue parcialmente taponada por las labores de aterrazamiento agrícola. Tras la boca hay un estrecho pasillo de 16 metros de largo con una inclinación de 16º. El pasillo desemboca en la parte más amplia de la cueva, constituida por dos salas bastante pequeñas que ocupan en conjunto cincuenta y tres metros cuadrados pero donde se puede estar de pie dada la altura de sus techos, en algunos puntos de más de dos metros de altura. Aquí llega poca luz desde la entrada, si bien cuando estuvo habitada debió de estar algo más iluminada al ser la entrada más grande.
Los habitantes de la cueva aprovecharían el agua del barranco que corre al pie del yacimiento y que no hace mucho todavía proveía de agua a la industria alfarera de Agost. Además, a 300 metros del yacimiento todavía existe un manantial que funciona de manera esporádica.
El paisaje era más húmedo y verde que en la actualidad. Del análisis de los restos de los carbones hallados en la cueva podemos imaginar un bosque abierto de enebros y pinos en los alrededores de la zona. La gran presencia del conejo y la escasez de encina hace pensar que no llegaría a los abigarrados bosques de encina que por entonces cubrían el norte de la provincia.
Además de ser el asentamiento más antiguo del Campo de Alicante al haber sido utilizada ya en el Epipaleolítico, la cueva de San Martín es clave para entender la extensión del Neolítico desde el interior de la provincia hacia la costa a través del corredor histórico del Vinalopó, ya que cubre un vacío de yacimientos para esta etapa en la zona.
También es de destacar que es uno de los pocos yacimientos neolíticos de la Comunidad Valenciana en cueva fuera de la zona de la montaña alicantina y sur de Valencia, ya que los yacimientos de este periodo fuera de esta zona suelen ser hábitats de llanura como Casa de Lara o Arenal de la Virgen.
Primero la cueva se uso en el VIII milenio a. C. por cazadores recolectores. Debido a las características de la cavidad, sin luz natural en su zona más profunda y con un acceso difícil por un pasillo angosto, sus condiciones de habitabilidad no son buenas.
Esta circunstancia unida al modo de vida itinerante de estos grupos humanos haría que la cavidad sólo fuera usada de manera esporádica, seguramente como refugio. Aun así se han encontrado abundantes restos de animales que fueron cazados y consumidos por ellos, entre los que destaca con mucho el conejo que representa bastante más de la mitad de los restos hallados, También cazaron caballo, uro, cabra montés y jabalí si bien estas especies con mucha menos importancia. Hoy nos asombraría la riqueza cinegética que hace 10.000 años había en esta zona.
Otro detalle de interés es el uso de la cueva por estas gentes para elaborar en ella sus herramientas líticas. Se ha recuperado un conjunto bastante significativo de núcleos, productos y desechos de talla en general como para deducir que fabricaban sus hojas, puntas y demás útiles en el interior de la cueva. Se encontró un nódulo de sílex sin transformar y 15 núcleos en diferentes estados de talla. La presencia de bloques de materia prima en el yacimiento indica su transporte al mismo asentamiento para su uso en labores de talla en el momento en el que fuese necesario.
Tras un periodo largo de abandono la cueva vuelve a ser ocupada en el V milenio a. C. Este yacimiento es fundamental para explicar la expansión de las sociedades productoras en el Campo de Alicante. Además, la cueva se uso en este periodo para enterrar al menos a siete individuos: cuatro infantiles, uno juvenil y dos adultos. Del húmero de uno de los adultos se obtuvo la datación absoluta más antigua sobre huesos humanos neolíticos de la Comunidad Valenciana hasta el momento, fechando la muerte hacia el 4560 a.C. Los inhumados debían pertenecer seguramente al mismo clan o familia, siendo esta cueva un lugar sagrado de especial significación para ellos.
Si tras finalizar la visita al yacimiento queremos recorrer el territorio donde desarrollaron su vida, podemos seguir el sendero PR 189 o bien seguir ascendiendo hasta el cordal de la sierra de Las Tobarías y seguirlo hacia el sur, hasta su mayor altura. Poco más adelante, están las ruinas del castillo árabe de Agost, que conserva en bastante buen estado varias de sus líneas de muros destacando dos torres y un aljibe con un grafiti de la época.

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Si nos animamos por esta opción disfrutaremos de la mejor vista posible de todo el valle de Agost y de la población.
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CUEVAS DE LA SIERRA DE LA VIEJA (MONÓVAR)

El acceso a la Sierra de la Vieja se puede realizar en coche, ya que la carretera pasa junto a su vertiente Norte. Entrando en Monóvar por la carretera de Novelda hay que desviarse a la derecha siguiendo la indicación en dirección a Elda que se encuentra junto al cuartel de la Guardia Civil. Pasaremos junto a la tapia del campo de fútbol y junto a un parque que queda a la izquierda. Al final de este parque y enfrente del mismo sale a la derecha nada más pasar un fábrica de color granate el llamado camino de los Molinos que era la antigua vía Monóvar-Novelda,. Según avanzamos por el mismo vemos enfrente la Sierra de la Vieja. La carretera bordea esta elevación que va quedando a nuestra derecha. Al cabo de un kilómetro y trescientos metros desde que empezamos a recorrer el camino de los Molinos podemos dejar el coche en un lado de la carretera, sin entorpecer la salida de las casas de campo que se disponen a lo largo del camino. Buscando un paso entre las fincas llegamos a la pequeña sierra que es más bien un cerro, que se eleva sobre el llano 40 metros. No tiene pérdida, ya que desde el mismo camino vemos varias grietas que recorren la ladera que son las que se usaron como cuevas de enterramiento. 

Vista de la sierra de la vieja

Lo primero que llama la atención es la manera como estas profundas grietas parten materialmente el cerro , ya que la más grande de ellas la recorre prácticamente desde su cima hasta la base. Estas grietas fueron utilizadas desde el Eneolítico hasta la edad del Bronce como cuevas sepulcrales. Se puede acceder fácilmente al interior de las grietas, si bien en algunos puntos alcanzan poco más de un metro de anchura. 


Entrada de una de las cuevas desde su interior Interior de la cueva

Aquí se encontraron restos de siete esqueletos humanos y de los ajuares que los acompañaban que incluían cerámicas hechas a mano, algunas de ellas decoradas con impresiones, hachas pulimentadas, puntas de flecha de sílex y una punta de lanza de cobre. Parece ser que esta necrópolis pertenecía a un poblado que debió ocupar la cumbre y la ladera sur de esta sierra, ya que aunque no quedan restos de estructuras se han encontrado cerámicas que abarcan cronológicamente hasta la época ibérica. También en la parte alta de la sierra aparece otra cueva, cerca de la cima. Desde lo alto del cerro tenemos una buena vista de esta zona del valle del Vinalopó y de la localidad de Monóvar. 
Panorámica desde la sierra de la Vieja
Estas cuevas están en el principio de la historia de la arqueología de la provincia, ya que se estudiaron en el siglo XIX por Vilanova y Piera, cuando la arqueología daba sus primeros pasos en España. Los materiales encontrados se encuentran dispersos. Parte se encuentra en Madrid y en colecciones particulares, pero en el Museo Arqueológico de Elda se exponen varios cráneos, algunas puntas de flecha y un buen ejemplar de hacha pulimentada. 

La Cova Beneito


La Cova Beneito es uno de los yacimientos del Paleolítico más importantes de la Comunidad Valenciana, no sólo por ser uno de los escasos enclaves donde se ha documentado el Musteriense, cultura del Paleolítico medio, sino por haber dado una extraordinaria secuencia del Paleolítico Superior que cubre la mayoría de las fases de este periodo prehistórico.
Puede accederse de varias maneras. La más fácil es dirigirse desde Muro a la Font del Baladre, cuyo desvío se encuentra a la derecha, trescientos metros más adelante del punto kilométrico 14 de la CV-700.

Desvío a la font del Baladre La font del Baladre

Dejaremos el vehículo en el área recreativa. Aquí podemos detenernos un rato a disfrutar del área recreativa o bien seguir hasta nuestro objetivo. Para ello hay que continuar por la pista asfaltada 350 metros hasta llegar al cruce con una más ancha donde se nos aparecen varios caminos. Desde el cruce se llega a ver a simple vista la valla de protección de la cueva en la parte alta del pequeño barranco que se abre en la vertiente sur de la sierra de Benicadell. Esto sirve de referencia en la aproximación.
Se sigue por la pista de tierra que continua de frente en la dirección que traíamos. A 150 metros, cuando la pista da un giro a la izquierda, nos desviamos por otra que sale a la derecha en dirección a la montaña. Poco más adelante cogemos una senda a la derecha que también en dirección al yacimiento nos baja a unos bancales y al fondo del barranco que nos separa de la vertiente de la sierra donde está la cueva. Tras cruzar la vaguada hay que buscar un camino que se pierde a tramos y que superando bancales lleva a pasar junto a una gran roca. Desde ésta hay que llegar a los bancales de la parte opuesta del pequeño barranco donde se encuentra el yacimiento, de donde nace una senda de fuerte pendiente que entre romeros y aulagas nos lleva hasta la cueva.

Aproximación a la cueva

La otra forma de llegar es algo más esforzada pero mucho más recomendable. Desde Muro hay que dirigirse a la antigua carretera de Valencia, a la salida del pueblo, cerca de la ermita. Ahora este vial está señalado como vía de servicio. Andados 350 metros, tras pasar por debajo del puente de la nueva carretera, en una curva a la derecha, justo antes de los quitamiedos de cemento, las marcas amarillas indican el nacimiento de un camino. Siguiéndolo nos deleitaremos con una bella caminata junto al río de Agres que en espacio de media hora nos lleva hasta la Font del Baladre. Una abundante vegetación de chopos y pinos nos acompaña por un paraje que debió de ser muy visitado por los habitantes de la Cova Beneito. Esta zona boscosa del estrecho de Agres fue uno de los lugares de caza de los hombres prehistóricos, donde acecharon a los ciervos que se acercaban a beber al río. Restos de este animal han aparecido en buen número en el yacimiento. Desde la Font del Baladre, donde se puede hacer un descanso para prepararse a los repechos que vienen, se continúa la ruta anterior.
Descubierta en 1.979 la cueva es de las mejor estudiadas no sólo de la arqueología de la Comunidad Valenciana, sino de toda España. Se han utilizado los medios técnicos y científicos mas avanzados para extraer del yacimiento la historia de los primeros habitantes del El Comtat. Está todavía en estudio, por lo que está protegida por un vallado que permite no obstante la contemplación de la misma.

La cova Beneito

En la pequeña explanada de delante de la cueva se ha colocado un cartel informativo con algunos detalles de la cavidad.

Panel explicativo

La cueva era antiguamente algo más profunda de lo que es en la actualidad, ya que hubo desprendimientos de la visera que protegía la entrada. Hoy tiene ocho metros de ancho por seis de profundidad. Orientada al O-SO está a 650 metros de altura.
Los primeros ocupantes fueron los neandertales a finales del Paleolítico Medio, hace más de 40.000 años. Posteriormente, tras la desaparición de este primo cercano, nuestros ancestros ocuparon la cueva a lo largo de la mayor parte del Paleolítico Superior, hasta el periodo Solutreogravetiense, hace 16.000 años.
Los miles de restos óseos encontrados, permiten seguir las preferencias cinegéticas de los ocupantes de Cova Beneito y vislumbrar el ecosistema que rodeaba el yacimiento.
Ubicada en un lugar estratégico, de amplia visibilidad, controlaba varios territorios de caza. Por un lado el pasillo formado entre la sierra de Benicadell y Mariola conocido hoy como estrecho de Agres era una zona boscosa donde el ciervo debió ser abundante.
La plana donde hoy está Muro, también vigilada desde la cueva, era una zona más abierta, donde las manadas de caballos constituían un buen aporte para la dieta de los habitantes de la cueva. Por último, el monte que rodea la cavidad, así como la sierra de Mariola, eran hábitat de cabras montesas que tampoco escaparon a la pericia de estos poderosos y hábiles cazadores. Como curiosidad el nombre de la cumbre de Mariola: Montcabrer, sin duda referido a la abundancia de cabras en el pasado.
También han aparecido restos de otros animales, si bien en porcentajes muy inferiores a los caballos, ciervos y cabras, salvo el conejo que es consumido con frecuencia en el Paleolítico Superior. Destaca el rinoceronte de estepa, el lobo y el lince. De este último se han encontrado colmillos perforados que fueron utilizados como elementos de adorno, lo que hace pensar en su caza como forma de prestigio y el posible uso, hoy imposible de corroborar, de sus pieles en la indumentaria de los pobladores de la cueva.
De adorno son también las conchas marinas que son prueba de acercamientos hasta la costa o bien producto de intercambios con otras comunidades.
Si todo lo relacionado no fuera suficiente para valorar en su justa medida la importancia del yacimiento, en la Cova Beneito se constata la práctica de rituales funerarios en el Solutreogravetiense, hace más de 15.000 años. Al fondo de la cueva aparecieron dos cráneos humanos incompletos, correspondientes a una mujer adulta y a otro individuo, posiblemente un niño. Este es el enterramiento más antiguo de la provincia de Alicante encontrado hasta la fecha. Son muy pocos los restos humanos del Solutrense hallados en Europa Occidental. Estos restos humanos están expuestos en el MARQ.  Es un enterramiento secundario, es decir, los cráneos fueron trasladados aquí tras su descarnación.

Cráneo encontrado en la cova Beneito

Junto a los cráneos había una gran piedra con ocre en su cara superior y en la parte que miraba a los cráneos. Decenas de placas y piedras manchadas con este mineral aparecieron en varios niveles del yacimiento.
¿Adorno?, ¿Ritual?, ¿Curtido de pieles?. Probablemente el ocre se utilizaba para todos estos fines.

Placa con restos de ocre de la cova Beneito

El tío Beneito, vecino de Muro del que viene el nombre de la cueva, guardaba sus cabras en la cavidad a principios del siglo pasado. No podía sospechar la riqueza arqueológica que estaba enterrada bajo sus pies, testimonio del avatar de cientos de generaciones de humanos que poblaron estos valles.

La Cueva del Lagrimal


La Cueva del Lagrimal es un ejemplo de la pervivencia de sociedades de cazadores-recolectores en zonas abruptas y montañosas en tiempos en que  los llanos y valles iban siendo ocupados por los agricultores y ganaderos del Neolítico. 

La visita a la cueva es una excursión sumamente interesante por lo agreste y bello del paisaje donde se halla. Para llegar hasta el yacimiento arqueológico tenemos que desviarnos  a la altura del kilómetro 13 de la carretera Villena-Pinoso, CV 813, hacia la Colonia de Salinas. El desvío está bien señalado y nos va internando por una carretera asfaltada en la Sierra de Salinas, que a buen seguro nos va a sorprender con sus desbordantes bosques de pinos. A los 4,5 kilómetros llegamos a la Colonia de Salinas, unas cuantas casas de campo ahora abandonadas que en su día fueron una iniciativa para la colonización agrícola de la sierra. Afortunadamente su incidencia en el paisaje no ha sido grave y hoy podemos disfrutar de las grandes extensiones de pinos que alcanzan las cumbres de la sierra. Llama la atención el enorme pino de dos metros y medio de perímetro que se alza junto a las casas de la colonia, casi en medio de la carretera. A los dos kilómetros de las casas de la colonia, pasamos junto a una casa que queda a la derecha de la carretera. A partir de aquí la carretera se interna por la zona más agreste de la Sierra de Salinas. Poco más adelante de esta última casa y tras una amplia curva a la izquierda, la pista asfaltada sigue una recta de casi medio kilómetro. Al final de esta recta hay una cerrada curva a la derecha de la que sale una pista forestal hacia su izquierda. Nosotros tenemos que seguir por la carretera, pasar una curva a la izquierda y dejar el coche en la siguiente curva a la derecha, de la que sale a la izquierda una pista forestal en dirección Sur.
 
Cruce del que sale la senda hacia la cueva
 
Este cruce se encuentra a cuatro kilómetros de las casas de las Colonia y a dos de la última casa de campo que se ha nombrado antes. Como referencia para no pasar de largo nos pueden servir tres pinos que se hallan en la confluencia de la carretera con la pista de tierra y  un cartel de la Generalitat Valenciana de prohibido hacer fuego por ser zona de alto riesgo de incendio. En este cruce la carretera pasa por encima de un desaguadero construido con tres grandes tuberías. Justo aquí hay que salirse de la carretera por la derecha en dirección contraria a la pista forestal, internándonos entre los pinos y en una decena de metros daremos con la senda que en cosa de 10 minutos nos llevará sin pérdida posible a la Cueva del Lagrimal.
 
Cartel indicativo en las cercanías de la cueva del Lagrimal - Villena
 
La cueva esta en la base de un acantilado calizo, a mil metros de altura, en un escarpe vertical de más de 20 metros. Tiene 15 metros de boca y 28 metros de profundidad, llegando en su parte central a los 5 metros de altura. Está orientada al Noroeste. Curiosamente está justo en la divisoria de las provincias de Alicante y Murcia perteneciendo la zona de la entrada a Yecla y el interior a Villena.
 
Cueva   del Lagrimal - Villena

Quizá sea la cueva de habitación de la provincia de Alicante que mejor conserva el paisaje que debió de existir en los tiempos prehistóricos en que fue habitada. nos recuerda a uno de esos documentales o películas sobre la Prehistoria que nos enseñan sobre las formas de vida en esos lejanos tiempos. Enclavada en un abrupto barranco y rodeada de espesos bosques da la sensación que en cualquier momento va a aparecer entre la maleza alguno de los cazadores que la habitaban.
 
Entorno de la Cueva dle Lagrimal - Villena

Se excavó en los años cincuenta del siglo XX apareciendo varios niveles arqueológicos, con una primera ocupación en el Epipaleolítico hacia el 8.500 a.C.
Tras un primer abandono se volvió a ocupar hacia el 6.500 volviendo a ser abandonada posteriormente. Una nueva ocupación se acredita entre el 2.000 y 1.500 a. C. Por último estuvo sin ocupar durante varios siglos y se volvió a utilizar con los musulmanes en los siglos IX-X de nuestra Era.  
 
Planta de la cueva del Lagrimal - Villena
 
Se encontraron restos de hogueras en todos los niveles (manchas de tierras negras con carbones) una de ellas perteneciente a los que debieron ser los primeros pobladores de la cueva, que apareció junto a la pared derecha de la cavidad según se entra en ella. Todavía hoy podemos ver el techo de la cavidad ennegrecida por el humo de los miles de hogueras que iluminaron y calentaron la cavidad a lo largo de miles de años.
 
La Centenera-Cueva Lagrimal_080

La pervivencia de un modo de vida cazador se documenta por los restos de fauna hallada, destacando la importancia de la cabra montés seguida a distancia del ciervo. Esto queda corroborado por la escasez de especies domésticas como la oveja. Este predominio de la cabra montés se explica por la escarpada orografía de la zona donde está la cueva, hábitat favorable para esta especie. Esto también indica que la caza estuvo muy especializada. Además en el nivel neolítico tampoco hay predominio de las especies domésticas e incluso en el nivel eneolítico los huesos de animales cazados se sitúan cerca del 80 por ciento, siendo un exponente de que pocas cosas habían cambiado en los modos de vida de los habitantes del enclave arqueológico desde la primera ocupación de la cavidad.  
Otro detalle curioso de la alimentación de los habitantes de la cueva es el consumo de caracoles terrestres, ya que aparecieron hoyos en varios niveles de la excavación conteniendo varios centenares de conchas.
También es destacable que cuando el Neolítico levantino se caracteriza por el hábitat en el llano esta todavía fue usada como cueva de habitación. Por otra parte, en el Eneolítico las cuevas se usaban como lugares de enterramiento, circunstancia que no se da en la Cueva del Lagrimal, ya que siguió utilizándose como vivienda, lo que acentúa su importancia. De esta época se encontró una especie de enlosado con piedras en la entrada de la cueva, seguramente para mejorar su habitabilidad.  En el sílex perduran aún los tipos de los niveles inferiores y poco a poco hacen su aparición útiles correspondientes a los nuevos horizontes culturales, como los punzones de cobre.
 
Útiles encontrados en la cueva del Lagrimal - Villena
 
En definitiva, nos encontramos en un enclave de importancia dentro de la Prehistoria del Sudeste de la Península Ibérica como ejemplo de la influencia de la orografía en la extensión de las corrientes culturales y de la pervivencia de reductos socioeconómicos que diluyen las fronteras temporales y culturales académicas. En la Cueva del Lagrimal habitaron hombres que ya usaban útiles y cerámica neolíticos e incluso instrumentos de cobre pero que basaban su subsistencia en la caza, como venían haciendo sus ancestros desde el Paleolítico.
Si queremos ampliar la excursión tenemos varias opciones. Podemos optar por seguir el sendero que desde la cueva baja todo el barranco del Lagrimal. Otra posibilidad es volver donde hemos dejado el coche y seguir la pista forestal que sale del cruce y que se continua por una senda que nos lleva hasta lo más alto de la Sierra de Salinas. Por último también podemos continuar con el coche por la carretera hasta un mirador que está debidamente indicado desde donde tendremos una buena vista de las tierras murcianas.