miércoles, 18 de enero de 2012

La cueva de las Arañas

La cueva de las Arañas se encuentra a 17 kilómetros de Alicante. Para llegar a ella hay que tomar el desvío hacia Gran Alacant en la nacional 332 entre El Altet y Santa Pola. Tras atravesar las urbanizaciones bajamos una empinada cuesta en el camino hacia Los Arenales y las playas. Justo al terminar la cuesta hay un cruce donde tenemos que desviarnos a la derecha, en dirección a Santa Pola. Al kilómetro y medio del desvío hay una casa a la izquierda con su terreno vallado y que tiene una palmera a su lado. La casa está 300 metros antes de llegar a la ermita de Nuestra Señora del Rosario. En el lado de la carretera de la casa hay una señal de prohibido aparcar pero enfrente hay un entrante donde se puede dejar el coche. El barranco donde se encuentra la cueva está a la derecha de la carretera. Como referencia para no confundirnos en la parte alta de la Sierra se ven casas blancas y ocres y a ambos lados del barranco hay unos pilares de ladrillo que soportan una tubería negra de servicio de las urbanizaciones. 
Desde donde se deja el coche hay un camino que se dirige al barranco. El camino pasa al lado de un aljibe bastante antiguo ahora abandonado que es curioso de ver. Justo antes de entrar en lo que es el cauce del barranco el sendero gira un poco hacia la izquierda para ir ascendiendo por la ladera. Durante la subida andamos junto a la tubería antes mencionada. Siguiendo el camino enseguida vemos aparecer entre la maleza la entrada de la cueva. No habremos tardado más de 10 minutos desde donde se deja el coche. También se puede llegar a la cueva desde Alicante por la carretera de Urbanova y Arenales del Sol, y tras pasar esta población y tras una amplia curva a la derecha se llega al cruce que se dirige a Santa Pola. Desde aquí el camino es el ya explicado. Desde Santa Pola se puede acceder por la carretera que sale de Santa Pola del Este hacia Arenales por la costa y al pasar la ermita llegaremos a la finca que sirve de referencia para el inicio del recorrido a pie. 
Entrada de la cueva de las arañas
Es sorprendente que de los miles de bañistas que todos los veranos disfrutan de estas playas a pocos kilómetros de la capital prácticamente ninguno sabe que a pocos cientos de metros de su sombrilla se encuentra una cueva que fue hábitat de los primeros habitantes de estas tierras. Seguramente estos primeros moradores también se refrescarían en el cercano mar, aunque eso sí, con mucha menos compañía. También pescarían y mariscarían por esta costa, dieta que completarían con sus incipientes cultivos y con la caza en la entonces algo más verde Sierra de Santa Pola. 
Nos encontramos con una cueva cuya cronología abarca la transición del Neolítico al Eneolítico entre el 3000 y el 2500 a.C. La cueva tiene 19,5 metros de profundidad y 12 metros de anchura. En ella se han encontrado cuchillos de silex, cerámicas con decoración incisa incrustada de pasta roja, punzones de hueso y lo que es más importante: una pintura rupestre de un caballo en color rojo. Es uno de los escasísimos casos de arte levantino que en vez de encontrarse en un abrigo al aire libre se encuentra en la oscuridad de una cueva. 
Caballo pintado en la cueva de las arañas
Ahora es difícil imaginar caballos salvajes corriendo por estos parajes pero esta muestra de arte rupestre nos recuerda que esta sierra estaba llena de vida hace milenios. La pintura se encuentra situada en el fondo de la cueva, sobre un bloque vertical adosado a la pared. Debido a que la cueva está vallada no se puede ver esta representación. Como consuelo quizá sirva ver en el Museo de Santa Pola la escenificación a tamaño natural del momento en que uno de los habitantes de esta cueva pintaba al equino en las paredes de la cavidad. 
Recreación del artista que pintó en la cueva de las Arañas en el museo de Santa Pola
Desde la entrada de la cavidad que se encuentra a 70 metros de altura se tiene una bella vista de la playa del Carabassí y de la ciudad de Alicante y también se alcanza a ver el Cabezo d´or, el Puig Campana, Benidorm y Sierra Helada. Al otro lado del pequeño barranco se encuentra un pequeño abrigo rocoso que es de imaginar también fue utilizado por los habitantes del enclave. Los materiales extraídos del yacimiento se guardan en Santa Pola y en el Museo Arqueológico de Elche. 

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